"Los consumidores de productos andaluces pueden estar tranquilos, pero además desde hace mucho tiempo". Con esas palabras resumía el jefe del Servicio de Seguridad Alimentaria de la Junta de Andalucía, Jesús Peinado, la realidad del control alimentario en la Comunidad Autónoma Andaluza.
A pesar de que la crisis de las vacas locas ocurrida en 2002 marcó un antes y un después en la seguridad alimentaria, según Peinado, los controles y el desarrollo de una política de seguridad en Andalucía es muy anterior. El gran cambio, sucedido a mitad de los noventa, fue fijar los controles en los mecanismos de autocontrol de los productores y no sólo en la acción de la administración.
En este sentido, Peinado asegura que en estos momentos el grado de compromiso de los empresarios del sector agroalimentario es prácticamente unánime. Ahora, las administraciones se centran en conseguir que ese compromiso se extienda a la producción primaria, de forma que la seguridad para el consumidor esté garantizada desde la granja o el campo hasta la mesa. Para ello, sin embargo, será necesaria la plena coordinación entre las Consejerías de Agricultura, con competencias en producción primaria, y la de Salud, encargada de los controles posteriores.
Peinado fue el encargado de abrir la ronda de ponencias en el curso de "Seguridad Alimentaria y Sanidad Animal", inaugurado esta mañana por las delegadas provinciales de Agricultura y Salud, el decano de Veterinaria, Anselmo Perea, y el vicerrector de Estudiantes, Manuel Torres.