Los valores naturales y la proximidad a la ciudad hacen que el arroyo Bejarano sea un lugar emblemático donde se hacen patentes los conflictos de intereses entre urbanizaciones, parcelistas, extractores de materiales etc… y la conservación del medio ambiente y otros valores naturales a proteger derivados de una confluencia de factores geológicos, biológicos y humanos. Este conflicto implica la necesidad de abrir cauces a una gestión ambiental participada con mecanismos que permitan habilitar soluciones estables en el tiempo. Soluciones negociadas que den respuesta a los intereses lícitos de los distintos colectivos implicados.
Con esta conclusión finalizaron esta tarde en el Rectorado de la Universidad de Córdoba las sesiones de la I Jornada sobre valores históricos y naturales del arroyo Bejarano y su entorno en las que también se ha puesto de manifiesto la pérdida preocupante de biodiversidad que se da en este último, medida a partir de indicadores objetivos, y la reducción de caudal y de capital natural de la via fluvial.
En cuanto a los instrumentos de protección se destacó el Plan Sierra, iniciado en 2003, cuyas claves fueron expuestas por su coordinador general y catedrático de la UCO, José Roldán Cañas, mientras que Rafael Pinilla, jefe del Servicio de Espacios Protegidos comentó la inclusión del Arroyo Bejarano como lugar de importancia comunitaria (LIC) dentro de la directiva Habitat. Por su parte Angel Lora expuso la propuesta del Ayuntamiento de reservar un núcleo de 130 Has y una zona de defensa o amortiguación de unas 370 has aproximadamente.
Otra de las conclusiones es la necesidad de llevar a cabo unas segundas jornadas con un mayor periodo de tiempo para la elaboración de las ponencias y que incluyan la participación de especialistas en temas arqueológicos, asi como adoptar una postura de colaboración entre administraciones y evitar los conflictos el pasado.