Hasta el 8 de marzo se ofrece en la Sala de Arte Puerta Nueva de la Facultad de Derecho una muestra fotográfica de la obra de Felix Curto, que incluye la foto ganadora del II Premio Internacional de Fotografía Pilar Citoler, junto a una selección de las presentadas a la III Edición de este mismo premio entre las que figura también la vencedora de la que es autor Manuel Sonseca.
La obra del salmantino Félix Curto es la de un creador deseoso de exceder los límites de los territorios. Fotógrafo cuyo ojo mira de soslayo hacia el cine y también hacia la pintura, sus creaciones tienen un íntimo poso de pensamiento en el que la poesía y la literatura están siempre presentes. No en vano muchos de sus trabajos han de leerse - y no tanto " ser vistos"- al modo de relatos o microhistorias referidos en intensa clave literaria. En este "Universo Curto", heredero de ciertas notas pop, parece esencial la pasión por la realidad situada al margen de la historia transitada. Ls defensa de un espacio, en muchas ocasiones repleto de la cosmogonía de lo doméstico, poblado por perdedores que son, al cabo, los que conforman buena parte de la verdadera historia no narrada del mundo. En cierta medida este último es uno de los factores que podrían inscribirle en la estela de los artistas beat, con los que también comparte notas como una cierta visión serena de las cosas y un deje apasionado por una naturaleza panteista.
Su reflexión sobre una comunidad menonita argentina una de cuyas fotografías fue la ganadora del II Premio Pilar Citoler resulta emblemática sobre un paisaje no hollado y en este sentido metafórico. Esta comunidad es un referente que Curto analiza como reducto de una actitud aislada del mundo y no contaminada por la tristeza de la civilización, un inalcanzable y exiguo mundo, un miltoniano mundo perdido a través del que expone el intenso dolor de nuestra civilización.