Que entre un bollo industrial y un bocadillo de jamón serrano no hay duda a la hora de elegir si sólo se trata de valorar el sabor es algo de sobra conocido. Que entre un plato de jamón serrano y una chocolatina, un niño quizás elija lo segundo, tampoco. Lo que no todo el mundo tiene claro es que con sólo 100 gramos del producto más popular de la dieta española un niño se asegura el 75% de las proteínas, el 25% de las vitaminas y el 20% de los minerales que necesita para crecer, quizás haga que sus padres se lo piensen antes de dar a elegir. Así se ha puesto de manifiesto esta mañana en la mesa redonda con la que se ha clausurado el III Curso de Seguridad Alimentaria y Sanidad Animal de Corduba 07. Un debate en el que alumnos y ponentes han podido comprobar las cualidades no sólo nutricionales (para eso haría falta pasar por el laboratorio), sino simplemente gastronómicas del jamón serrano de calidad gracias a los dos cortadores de jamón que durante más de hora y media han ido pasando platos repletos del popular manjar.
En la mesa, un grupo de expertos ha ido exponiendo las ventajas saludables del jamón serrano y, particularmente, el ibérico, demostradas científicamente. En este sentido, José Ramón Godoy, veterinario y secretario de la Fundación Jamón Serrano, ha asegurado que no existen grandes diferencias nutricionales entre el serrano y el ibérico, si bien Jesús Ventanas Barroso, catedrático de Veterinaria de la Universidad de Extremadura, ha matizado que el aporte de grasas es aún más reducido en el caso del ibérico.
Los expertos presentes en Corduba han recomendado a los padres sustituir la bollería industrial por bocadillos de jamón serrano, asegurando que es uno de los mejores métodos para contribuir a frenar los problemas de obesidad infantil. En esta línea, Godoy ha afirmado que desde su fundación existe un amplio programa de información a los escolares, entre los que se pretende promover el consumo de jamón serrano.