La empresa Soluciones Agrícolas de Precisión (Agrosap), intenta proporcionar tecnología a la agricultura y permitir un mejor uso de las operaciones agrarias y agroquímicos con gastos sobre el terreno (insumos). Con todo este proceso se busca la maximización del beneficio, tanto económico como medioambiental.
Agrosap surge en 2007 por la iniciativa de Manuel Pérez y de Juan Agüera, que participó en EE.UU. en un proyecto de agricultura de precisión, junto a Gregorio Blanco, Jesús Gil (UCO), Fernando Fernández (gerente de Oficampo) y Sergio Castro (Universidad de Sevilla).
Las herramientas proporcionadas por esta ebt “aceleran el conocimiento de los cultivos y los suelos por parte del agricultor, que no necesitará 20 o 30 años para conocer cómo funciona su explotación agrícola, como ocurre actualmente”, afirma Juan Agüera, profesor titular de Ingenieria Rural de la UCO y uno de los responsables de Agrosap. Además, cuenta con ventajas como el ahorro de producto, puesto que se aplicará la cantidad adecuada de éste sin desperdicio del mismo, al igual que se reducirá la emisión de productos como pesticidas en olivos si no son indispensables para la cosecha.
Actualmente, en el campo se aplica la semilla uniformemente por toda la parcela con una máquina sembradora. Sin embargo, se sabe que las parcelas no son uniformes en sus características, sino que hay zonas en las que la semilla crece y zonas en las que no, o lo hace en menor medida. Hay sitios en los que se debe arrojar abono con una abonadora y se extiende todo por igual, cuando hay lugares en los que no es necesario el fertilizante. Hasta ahora todos los insumos que recibe una parcela para cultivar se están haciendo de forma homogénea, lo que supone un mayor coste económico, ya que la tendencia de los agricultores es emplear dosis en grandes cantidades, es decir, va a haber “sobredosis”, argumenta Juan Agüera.
Esta situación conlleva problemas ambientales, puesto que los pantanos reciben productos agroquímicos en sus aguas. Por ello hay que evitar o reducir los vertidos. Las nuevas tecnologías permiten hacer un uso de los inputs más racional, con una aplicación heterogénea, es decir, adaptada a las necesidades reales de los suelos de cultivo (importante en la agricultura de precisión). Esta labor implica conocer los suelos, la evolución de los cultivos (para aplicar algún pesticida), hacer una planificación de aplicación e implementarla.
Respecto a las técnicas utilizadas por la empresa, se encuentra el GPS, empleado frecuentemente, porque sirve en todos los pasos de este tipo de agricultura. En este sentido, lo primero es conocer cómo está la parcela o el cultivo a tratar, para ello, “disponemos de un sistema de muestreo del suelo”, que trabaja de forma georreferenciada (un quad, equipado con GPS, indica las coordinadas exactas en las que está, y con un sistema hidráulico toma muestras del suelo a distintas profundidades). Después se analizan las muestras de las coordenadas concretas conocidas.
Con los resultados de las muestras anteriores “confeccionamos mapas de distribución espacial de las propiedades del suelo”, de forma que sabemos dónde va a tener el terreno más necesidad de nutrientes o menos.
La siguiente tarea es muestrear el estado de compactación del terreno (apelmazamiento del suelo), realizada de forma similar a la anterior. Este paso es muy importante en caso de que se apliquen técnicas de agricultura de conservación (realizar el menor movimiento posible del suelo, combatiendo la erosión, la pérdida de materia orgánica, es decir, se siembra directamente sobre la tierra sin labrar). Pero en algunos suelos esto no es posible porque el terreno está apelmazado y la semilla no es capaz de echar raíces, mientras que en otros, con un laboreo natural sí lo es. Por tanto, elaboramos mapas de compactación, con lo que se determina si se puede aplicar siembra diuelo. Ésta es la parte de análisis de suelo.
Por otro lado, Agrosap analiza la evolución de los cultivos. Una vez establecido éste, mediante un sistema de sensores remotos de proximidad (según la luz que reflejan los cultivos), es posible averiguar el estado del mismo (si sufre estrés, si tiene alguna enfermedad, e incluso la falta de agua en cultivos de regadío), que a simple vista es imposible detectar o que cuando se ha detectado es tarde.
En cuanto a la primera fase de trabajo, la empresa dispone de programas informáticos, basados en sistemas de información geográfica, específicos para agricultura, que generan grandes archivos (hacen medias, estadísticas…). Esta tarea se corresponde con el procesado de los datos.
La siguiente fase es la toma de decisiones, en la que, después de la información procesada, se aplican mapas de prescripción, donde se señalan los pasos a seguir por el agricultor con su parcela o cultivo (basándose en el estudio del suelo y de los cultivos). A continuación, ya con las máquinas en el campo, de forma automática, se cargan los archivos, y la máquina con GPS, se consulta dichos datos de precisión para determinar la dosis a aplicar en cada zona concreta.
Por último, llega la valoración de los resultados, observando la cosecha obtenida (qué cantidad de cultivo se ha recolectado en cada punto de la parcela). Éstos son los llamados mapas de rendimiento, con los que se llegará a la conclusión de si se ha hecho bien el trabajo o no, asegura Juan Agüera.
R.M. ( De Andalucía Investiga)