El grupo PRINIA de la Universidad de Córdoba ha realizado un estudio, a modo de revisión bibliográfica, con el propósito de establecer el marco teórico actual de conocimientos sobre los campos magnéticos y eléctricos de muy baja frecuencia (Extremely Low Frequency, ELF, rango donde se encuadran las frecuencias de transporte de energía, 50-60 Hertzios), así como explicar conceptos referentes a los mismos y de las fuentes que los generan, y determinar los efectos biológicos que producen en los seres humanos debido a su exposición .
Un aspecto importante a resaltar, a la vista de este estudio, "es que se deberían consensuar los niveles máximos de exposición por encima de los cuales pueden provocar enfermedades a corto plazo".
A intensidades muy elevadas de campo magnético, generalmente muy por encima de 100 µT, se pueden producir efectos perjudiciales para la salud, según la bibliografía consultada, como pueden ser la modificación de ciertas actividades cerebrales debido a la inducción de corrientes, cambios en ciertos niveles hormonales, como la melatonina, o una modificación del ritmo cardíaco.
Este trabajo ha sido encargado por la Dirección General de Seguridad y Salud Laboral de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía, dentro de la Acción 77 del Plan General de Prevención de Riesgos Laborales 2003-2008, al grupo PRINIA de la UCO (Francisco J. Vázquez, Antonio J. Cubero y Mario L . Ruz, entre otros miembros).
En esta recopilación bibliográfica se han consultado los informes generados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de Endesa Medioambiente (Explicación de casos reales, informes tipo,...), del proyecto LEIA (Marco legislativo actual en España relacionado con los niveles de exposición de campos ELF), de la Universidad de Extremadura (Normativa para la medida de campos ELF en ambientes urbanos y estudios realizados en España), y los estándares más importantes a nivel internacional, como son los generados Comisión Internacional de Protección contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) o por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE).
Además, se han tenido en cuenta los estudios de posibles enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, trastornos cardiovasculares, disfunciones reproductivas, trastornos en el desarrollo del cuerpo humano, y varios tipos de cáncer, tanto en adultos como en niños, y efectos a largo plazo.
A pesar de todo, la mayoría de los trabajos realizados no sustentan que los campos ELF provoquen tales enfermedades. "La mayor evidencia (objeto de discusión actualmente) se ha encontrado respecto a la leucemia infantil en niños, y no de forma unánime (sólo con una exposición continuada a campos ELF superiores a entre 0,3 y 0,4 microteslas", aseguran los investigadores. Respecto a posibles efectos a largo plazo, como es el caso de la leucemia infantil, cuyo riesgo podría aumentar por encima de exposiciones continuadas de 0,3 o 0,4 microteslas (unidad de medida del campo electromagnético), se debe continuar investigando, afirman los expertos.
Valores recomendados y existentes
En definitiva, el nivel de exposición máxima para las personas en general depende de la frecuencia que se esté considerando, y de la recomendación que se esté utilizando (IEEE o ICNIRP). En Europa se considera la recomendación de ICNIRP, y para 50 Hz (la frecuencia a la que funcionan los dispositivos eléctricos convencionales) es de 100 µT.
En cuanto a los niveles de exposición, la media geométrica del campo magnético en los hogares oscila entre 0.025 y 0.07 ?T en Europa, y entre 0.055 y 0.11 ?T en los Estados Unidos, según los estudios conocidos. Los valores medios de los campos eléctricos en el hogar son del orden de varias decenas de voltios por metro. En las proximidades de determinados aparatos eléctricos, los valores instantáneos del campo magnético pueden llegar a s campos eléctricos de varios miles de voltios por metro.
Este tipo de radiación a los campos electromagnéticos se puede encontrar en cualquier entorno urbano, indican los investigadores cordobeses. Se originan en el cableado eléctrico de cualquier dispositivo (fotocopiadoras, televisores, hornos de inducción, monitores de rayos catódicos, máquinas de afeitar eléctricas, calderas, planchas, lavadoras, estaciones y centros de transformación, trenes, tranvías, vehículos eléctricos...), no obstante, estar expuesto a ellos no significa que necesariamente exista un riesgo para la salud. "Los 0,3-0,4 µT marcan el límite de debate sobre si una exposición continuada podría desencadenar alguna patología, y es el principal punto de investigación en la actualidad", explica Francisco Vázquez.
Por tanto, tenemos que, a 10 cm de un televisor se tienen 1,40 µT; a 30 cm 0,50 µT; y a 1 m 0,09 µT. Para las mismas distancias, un secador de pelo emite 1,34 µT; 0,2 µT; 0,01 µT. Estos valores son generales, y pueden variar dependiendo del aparato (tipo de televisor, etc). Además, el uso de un secador de pelo no puede considerarse una exposición continua, ya que su uso está muy limitado en el tiempo. "Por regla general, los dispositivos del hogar rara vez superan 1 µT", aduce Francisco Vázquez.
( De " Innova Press")