El estudiante José Manuel Baena, de Ingeniería Técnica Industrial, dentro de la especialidad de Electricidad, junto a otro compañero de la Universidad de Córdoba (UCO), Juan Manuel Cívico, han diseñado un aparato que elabora helado natural al instante, sin conservantes ni colorantes, y con menos calorías que los dietéticos.
Será en verano de 2009 cuando se comercialicen estos productos, una vez finalizadas las gestiones para patentar el invento y el proceso. De hecho, tienen previsto que sea en Córdoba donde se empiecen a vender los helados para luego extender su distribución a otros establecimientos de Sevilla y Málaga. El precio de este producto rondará los 3,5 o 4 euros. Cada helado, de unos 300 centilitros, aporta menos calorías que la mayoría de los que hay en el mercado. En concreto, seis o siete veces menos que éstos y tres menos que los dietéticos. Sólo existe una marca alemana con un producto similar a este en calorías. Sin embargo, "usa edulcorantes en lugar de ingredientes naturales"”, asegura el investigador y explica que en su invento no se añade ningún tipo de azúcar o edulcorante.
Este tipo de postre se elabora en una máquina de medio metro de ancho por medio de alto denominada M 16, debido a que han desarrollado 16 prototipos hasta llegar al aparato final. Tiene un recipiente para fruta helada y otro para yogur, los cuales mantendrán una temperatura constante de dos grados centígrados. Se trata de una de las pocas máquinas que produce helado de yogur instantáneo y a pequeña escala, puesto que, normalmente, éste procede de aparatos industriales, que lo congelan y lo distribuyen.
El gusto por este alimento en España es manifiesto ya que, según la Asociación Española de fabricantes de helados (AEFHelados), en los últimos dos años se han tomado alrededor de 350 millones de litros de este plato anualmente. Sin embargo, los investigadores quieren dirigirse a un público concreto. Su intención es que esta máquina se encuentre sólo en restaurantes de calidad, con lo que se busca diferenciar el producto. Los establecimientos tendrán que pagar por ella solamente un depósito por si hubiera robo o cualquier otro incidente, más un porcentaje de la venta de helados, asegura José Manuel Baena, inventor de la máquina.
Por tanto, cuando el cliente decide tomar el postre y se lo solicita al camarero, éste pulsa un botón para que la máquina mezcle los sabores elegidos de fruta (hasta cinco sabores, uno de ellos elegido en función de los gustos de la mayoría de los clientes) y de yogur, le dé el último toque de frío, y le transfiera la textura suave y cremosa, hasta que se obtiene el producto pedido. En total, el proceso tiene una duración de unos 15 segundos. A continuación, el dispositivo se limpia automáticamente en otros 15 segundos, con lo que está lista para dispensar otra unidad.
(De " Andalucía investiga")