"Si alguna vez hubiera que renunciar al discurso filosófico y postergar las reflexiones de la escuela de Jena sobre la sensibilidad y la estética, si nos viéramos obligados a buscar un modo mas directo de relacionar el gusto romántico con la expresión de la Europa medieval, posiblemente bastaría con el acercamiento a los relatos en cuyo conjunto genérico " Floire et Blancheflor se erige en muestra paradigmática." Asi resume en el prólogo el profesor de la UCO, Pedro Ruiz Pérez la lectura de este relato idílico cuya edición crítica, estudio y traducción, a cargo de los también profesores de la Universidad de Córdoba Miguel Angel García Peinado y Manuel Marcos Aldón ha editado el Servicio de Publicaciones.

Se trata de una obra en verso cuyo universo narrativo, tanto en su devenir temporal como en los ideales que lo sostiene, será luego utilizado por igual tanto por Walter Scott, como por Chateaubriand o por Gil y Carrasco y cuya estructura arborescente, la prolijidad de su desarrollo y discurso idealizante caracterizan el género del "roman" ofreciendo el referente perfecto para la sensibilidad romántica que no en balde tiene con ella una deuda explícita en su propia denominación.

La historia de Floire et Blancheflor es una de las leyendas más conmovedoras de todas las que nos ha transmitido la literatura medieval. Su vigencia no ha dejado de ser actualidad en cualquier época y en todo el continente europeo. Un halo poético impregna este poema francés que parece preservarlo de todos los defectos inherentes a obras similares del mismo periodo, como multiplicar los episodios convencionales, el exceso de torneos y batallas y otros lugares comunes.

En esta obra, sin embargo, el anónimo autor logra mantener la atención del lector, focalizando prácticamente toda la acción en los dos amantes que se comportan únicamente como tales con una dosis de sacrificio, abnegación y generosidad poco frecuentes en la Literatura. Sus páginas evocan en nosotros el sueño de la edad de oro y la nostalgia del paraíso perdido en el que reina la inocencia; de aquí que el público y los lectores de todos los tiempos vuelquen su simpatía en los personajes y se sientan tan identificados con ellos.