Miércoles, 01 Marzo 2023 08:42

El tren se llevó por delante el palacio más imponente de la Hispania romana

Escrito por UCC+i
Imagen de archivo de restos romanos Imagen de archivo de restos romanos

El 20 de mayo de 1991 se iniciaron las obras de construcción de la actual estación de ferrocarril de Córdoba. Entre ese momento y el 23 de mayo se descubrió y se destruyó uno de los edificios romanos más imponentes del Imperio: un complejo palatino del siglo III cuyo diseño constructivo –único en el mundo– y dimensiones –8 hectáreas– solo se pueden entender si quien lo encargó y financió fue alguien vinculado con las más altas esferas del poder imperial romano.

Desde 2015, la zona visible del yacimiento arqueológico que se salvó de la destrucción está abandonada a su suerte. Ninguna institución parece estar interesada en volver dignificar el sitio, a pesar de su indiscutible importancia monumental y científica.

¿Cuál es la historia del yacimiento de Cercadilla?
En 1991 comenzaron los trabajos de construcción de la estación actual de ferrocarril de Córdoba sobre los terrenos ocupados por otra estación más antigua, conocida como la de Cercadilla. Esta última servía para comunicar Andalucía Oriental con el resto de España. Hasta ese momento, la estación principal de la ciudad era la de “Córdoba Central”, cuyo edificio se utiliza hoy como sede de la Radio y Televisión de Andalucía (RTVA) y como restaurante.

El nuevo proyecto de estación traía aparejado el soterramiento de las vías de tren que, hasta finales del siglo XX, atravesaban la ciudad de lado a lado.

Antes de iniciar los trabajos de construcción de la nueva infraestructura ferroviaria se abrieron varias trincheras para comprobar la existencia o no de algún yacimiento arqueológico en esta zona.

A pesar de que los resultados fueron positivos, los datos obtenidos no fueron tenidos en cuenta y las máquinas encargadas de realizar las obras comenzaron su trabajo el día 20 de mayo de 1991. En tan solo tres días destruyeron casi todo el patrimonio arqueológico que se conservaba en el espacio ocupado por lo que se conoce como la “playa de vías” –la estación, las vías y los andenes–.

El 23 de mayo de 1991 se consiguió parar la obra gracias a una denuncia interpuesta ante la policía. Dieron entonces comienzo las excavaciones en toda la zona afectada. Se documentó la parte del palacio que ocupaba ese área, se consiguió definir su planta arquitectónica y, además, se conoció la complejidad histórica de este yacimiento ocupado desde el siglo I a.e.c.

Durante el año que se estuvo excavando en la “playa de vías”, se llevaron a cabo arduas negociaciones entre las administraciones competentes –Ministerio de Obras Públicas, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Córdoba y RENFE–, las empresas encargadas de la obra y el equipo arqueológico, con el fin de poder salvar el yacimiento que se localizaba en la zona proyectada para la estación.

Esa área afectaba a alrededor del 60 % de la superficie del palacio romano. Con todos los informes técnicos contrarios a la destrucción del yacimiento, se tomó la decisión política de continuar con las obras. El 20 de mayo de 1992 se reanudaron los trabajos de construcción de la estación.

Las negociaciones supusieron, en palabras de Ana Zamorano Arenas, arqueóloga y actual presidenta de la Asociación de Amigos de Medina Azahara, la “pérdida de la inocencia” de toda una generación de arqueólogas/os que vivimos con desolación la destrucción de Cercadilla. Sabíamos con absoluta certeza que destruirlo era una gran equivocación.

Si bien gran parte del yacimiento fue arrasado para construir la estación, las zonas no afectadas por la misma se conservaron y protegieron. Más de dos hectáreas fueron puestas en valor y abiertas a la visita entre los años 2004-2015.

A partir de 2015 el yacimiento se cerró al público y desde entonces no ha habido interés ni en volverlo a abrir, ni en conservar los vestigios arqueológicos expuestos, ni siquiera en mantenerlo libre de vegetación y basura. La limpieza se efectúa puntualmente cuando su lamentable aspecto es denunciado en la prensa local.

¿Por qué es tan importante el yacimiento de Cercadilla?
Porque lo que apareció en él es un edifico del siglo III, de gran relevancia, que se ha identificado como un Palatium, es decir, un edificio de representación imperial.

En el extremo occidental del imperio romano, en la que entonces era la capital de la provincia de la Bética, Colonia Patricia Corduba, se construyó un conjunto palatino cuyo diseño arquitectónico y urbanístico, único en el mundo, y sus dimensiones, más de 80 000 m², lo convertían en el edificio vinculado al poder más importante de la Hispania de ese momento.

El palacio romano es un conjunto de construcciones muy complejo, articulado por muchos edificios distintos que forman parte de un todo.

El conjunto contaba con dos cuerpos constructivos bien diferenciados. El más cercano a la ciudad era una gran plaza de acogida que protegía la zona eminentemente palatina. Esta última estaba organizada en torno a otra gran plaza de trazado semicircular en la que un pasillo, cuyo techo estaba sostenido por columnas, distribuía el acceso a los edificios de carácter oficial y privado.

El edificio más significativo, situado en el eje central del palacio, ha sido identificado como el salón del trono. En torno a él se alzaban otros de carácter público –de representación o dedicados a la gestión del poder– o de tipo privado –termas, salas de banquetes, espacios de recreo y “apartamentos imperiales”: dormitorios y despachos–. Estos edificios privados estaban destinados al descanso y acogida del dueño del palacio y a sus acompañantes de mayor confianza.

¿Cuándo se construyó y quién lo mandó hacer?
El palacio se construyó al noroeste de la ciudad y junto al viejo anfiteatro, entre los años 293–305. Esta fecha tan concreta la sabemos gracias a la aparición de una inscripción, en las termas, en la se pueden leer los nombres –los cognomina– de dos emperadores: Constancio Cloro y Galerio, ambos nombrados como Césares.

Compartieron el poder con dos Augustos: Diocleciano y Maximiano. Los cuatro formaron lo que se conoce como la primera tetrarquía. Maximiano –M. Aurelius Valerius Maximianus– fue el emperador encargado de administrar la zona más occidental del imperio, y por tanto de Hispania. A él se le ha atribuido la construcción de este edificio.

¿Qué pasó después?
Hacia el siglo VI una parte importante del palacio se convirtió en iglesia cristiana y alrededor de ella se dispuso una gran necrópolis que siguió en uso tras la llegada al poder de Abd-al Rahamn I. El resto del palacio se desmontó paulatinamente y fue utilizado como cantera.

Sobre sus ruinas se levantó uno de los barrios de la ciudad califal y tras la guerra civil de 1010 se abandonó. En el siglo XII se construyó un edificio similar a lo que hoy podríamos identificar como un cortijo. La mayor parte del terreno se utilizó como zona agrícola y de ahí su topónimo: La Huerta de la Cercadilla.

Cercadilla dio nombre a una huerta y a una estación de tren que ya no existen, a un barrio de Córdoba y a uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España, hoy, por desgracia, convertido en un solar completamente abandonado.

Artículo publicado originalmente en The Conversation el 27 de febrero por Carlos Márquez Moreno, catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, y Camino Fuertes Santos, coordinadora de la Red Espacios Culturales de Andalucía en Córdoba de la Junta de Andalucía.

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