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'La ridícula idea de no volver a verte', de Rosa Montero
'La ridícula idea de no volver a verte', de Rosa Montero
- club-lectura
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5 años 3 meses antes - 5 años 2 meses antes #60
por club-lectura
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'La ridícula idea de no volver a verte', de Rosa Montero Publicado por club-lectura
Hay un tipo de libros que se define por su comienzo impactante, y este bien podría ser uno de ellos: “Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos”. Uf, casi nada; pero, a continuación, y para zanjar dudas al respecto: “esto no es un libro sobre la muerte”, y eso que es una de las obsesiones de
Rosa Montero
. De hecho, siempre dice que quizá de todos los personajes que ha creado, el de Bruna Husky (protagonista de Lágrimas en la lluvia y El peso del corazón , sea el que más se le parece: una androide que, como todos los de su especie, nace con fecha de muerte prefijada, lo que la hace desarrollar un pánico obsesivo hacia ella.
Sigamos avanzando en el libro que nos ocupa este mes, 'La ridícula idea de no volver a verte' (Seix Barral, 2013): “la santa de este libro es Marie Curie. Siempre me resultó una mujer fascinante, cosa que por otra parte le ocurre a casi todo el mundo, porque es un personaje anómalo y romántico que parece más grande que la vida.” Ah, ¿entonces es un libro sobre la única mujer que ha conseguido dos premios Nobel? Pues sí, y no. La cosa empezó por un encargo de su editora, que la conoce bien, para hacer el prólogo al Diario (incluido al final del libro) que Marie Curie escribió tras la muerte temprana de su marido, atropellado por un carruaje, y que casi llegó a enloquecerla: dice que guardó durante dos meses sus ropas con restos de sesos de Pierre a los que tal vez besaba. Se trata de la misma Marie Curie de la que Albert Einstein dijo que era “muy inteligente, pero fría como un pez”, y la misma también que escribió en su diario: “Quiero decirte que ya no me gustan ni el sol ni las flores, verlos me hace sufrir, me siento mejor con un tiempo sombrío como el del día de tu muerte”. Y es que el dolor puede llegar a enloquecernos. Desde el principio, y dado que Rosa Montero había sufrido una experiencia similar (la temprana muerte de su marido, el periodista Pablo Lizcano), se sintió atraída e identificada con ella, y lo que iba a ser un prólogo se convirtió en este libro, al que no se puede etiquetar de novela, biografía, memorias o ensayo, pero que tiene un poco de cada uno de estos géneros. De todas formas, no pensemos que Rosa Montero se desahoga a lo bestia contándonos pormenores de su vida íntima, no. El grueso de este, por otro lado, breve libro lo constituye la vida de Marie Curie, una vida digna de ser contada, con todo lo que conllevaba ser una mujer científica a principios del siglo pasado, que intentaba compaginar sus absorbentes investigaciones con el cuidado de sus hijos y de su marido, también compañero de trabajo, y que siempre estuvo, hasta su muerte, en un primer plano con respecto a ella. Una mujer con una pasión total por su trabajo, el mismo que le costó la vida, primero a su hija y luego a ella (no olvidemos que trabajaban con radioactividad), aunque nunca fue consciente de este peligro. Pero mientras se documentaba sobre Marie Curie, Rosa Montero sintió que su vida y la de la investigadora polaca, después de pasar por lo mismo, se parecían en algo y se le despertaron “ganas de contar su historia a mi manera. Ganas de usar su vida como vara de medir para entender la mía”. Y aunque ella misma afirma en el primer capítulo que no es un libro sobre el duelo, supongo que el escribirlo le ayudó a sobrellevarlo de mejor manera: “Los duelos son muy largos, no hay recetas, que cada uno haga lo que pueda. Dos años después te sigue doliendo la pérdida, pero el duelo tampoco es un túnel cerrado, la vida es tan maravillosa que incluso en esos momentos cualquier cosa te esponja el corazón y puede hacerte feliz a ratos. Hay que saber cómo colocar el dolor y cómo reinventarse porque ya no volverás a ser la misma”. Sabias palabras.
Os dejamos el capítulo 1 del libro (en pdf y txt sólo si estáis registrados), aunque si os apetece leerlo, también lo tenemos en la Biblioteca , junto con gran parte de la obra de Rosa Montero, incluido su exitoso último título: La carne.
Sigamos avanzando en el libro que nos ocupa este mes, 'La ridícula idea de no volver a verte' (Seix Barral, 2013): “la santa de este libro es Marie Curie. Siempre me resultó una mujer fascinante, cosa que por otra parte le ocurre a casi todo el mundo, porque es un personaje anómalo y romántico que parece más grande que la vida.” Ah, ¿entonces es un libro sobre la única mujer que ha conseguido dos premios Nobel? Pues sí, y no. La cosa empezó por un encargo de su editora, que la conoce bien, para hacer el prólogo al Diario (incluido al final del libro) que Marie Curie escribió tras la muerte temprana de su marido, atropellado por un carruaje, y que casi llegó a enloquecerla: dice que guardó durante dos meses sus ropas con restos de sesos de Pierre a los que tal vez besaba. Se trata de la misma Marie Curie de la que Albert Einstein dijo que era “muy inteligente, pero fría como un pez”, y la misma también que escribió en su diario: “Quiero decirte que ya no me gustan ni el sol ni las flores, verlos me hace sufrir, me siento mejor con un tiempo sombrío como el del día de tu muerte”. Y es que el dolor puede llegar a enloquecernos. Desde el principio, y dado que Rosa Montero había sufrido una experiencia similar (la temprana muerte de su marido, el periodista Pablo Lizcano), se sintió atraída e identificada con ella, y lo que iba a ser un prólogo se convirtió en este libro, al que no se puede etiquetar de novela, biografía, memorias o ensayo, pero que tiene un poco de cada uno de estos géneros. De todas formas, no pensemos que Rosa Montero se desahoga a lo bestia contándonos pormenores de su vida íntima, no. El grueso de este, por otro lado, breve libro lo constituye la vida de Marie Curie, una vida digna de ser contada, con todo lo que conllevaba ser una mujer científica a principios del siglo pasado, que intentaba compaginar sus absorbentes investigaciones con el cuidado de sus hijos y de su marido, también compañero de trabajo, y que siempre estuvo, hasta su muerte, en un primer plano con respecto a ella. Una mujer con una pasión total por su trabajo, el mismo que le costó la vida, primero a su hija y luego a ella (no olvidemos que trabajaban con radioactividad), aunque nunca fue consciente de este peligro. Pero mientras se documentaba sobre Marie Curie, Rosa Montero sintió que su vida y la de la investigadora polaca, después de pasar por lo mismo, se parecían en algo y se le despertaron “ganas de contar su historia a mi manera. Ganas de usar su vida como vara de medir para entender la mía”. Y aunque ella misma afirma en el primer capítulo que no es un libro sobre el duelo, supongo que el escribirlo le ayudó a sobrellevarlo de mejor manera: “Los duelos son muy largos, no hay recetas, que cada uno haga lo que pueda. Dos años después te sigue doliendo la pérdida, pero el duelo tampoco es un túnel cerrado, la vida es tan maravillosa que incluso en esos momentos cualquier cosa te esponja el corazón y puede hacerte feliz a ratos. Hay que saber cómo colocar el dolor y cómo reinventarse porque ya no volverás a ser la misma”. Sabias palabras.
Os dejamos el capítulo 1 del libro (en pdf y txt sólo si estáis registrados), aunque si os apetece leerlo, también lo tenemos en la Biblioteca , junto con gran parte de la obra de Rosa Montero, incluido su exitoso último título: La carne.
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Última Edición: 5 años 2 meses antes por club-lectura.
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