Mientras dure la guerra

4 años 10 meses antes - 4 años 10 meses antes #94 por club-lectura
Mientras dure la guerra Publicado por club-lectura
Quizá sea la primera vez que comenzamos una entrada del Club de Lectura UCO con el título de una película. Pero es que este film de Alejandro Amenábar de 2019 es muy literario, y no solo porque tenga como protagonista al escritor y filósofo Miguel de Unamuno, sino porque de su mano vamos a repasar algunos libros relacionados de alguna manera entre sí, y que, por supuesto, están en la Biblioteca . Mientras dure la guerra se centra en el último año de vida del escritor, desde la entrada de las tropas de Franco en Salamanca, donde él residía, en agosto del 36, hasta su muerte el 31 de diciembre del mismo año. Este período está perfectamente narrado en el libro de Luciano González Egido Agonizar en Salamanca: Unamuno (julio-diciembre 1936) (Alianza, 1986), y en él, al igual que en la película, se nos muestra un Unamuno al que superan los acontecimientos, que duda, que no tiene las cosas claras, que primero apoya a la República para luego dejarla a un lado porque no era eso lo que él quería, y entonces se pone del lado de Franco para, de nuevo, y otra vez desengañado, convertirse en un enemigo del fascismo: “ ‘No es un español’, le gritaban, porque los españoles eran el grupo asaltante, calientes de venas hinchadas, enfervorizados por el número y la pasión compartida entre todos, homogénea, sostenida por la moral del grupo, frente al atrevido solitario, al imprudente extranjero, al intolerable otro”, nos dice González Egido en su libro, y sigue “España era una tierra erizada de yos, pletórica de yos, agobiada bajo el peso de los yos excesivos, que rivalizaban ferozmente para salvarse del naufragio”. Unamuno fue víctima del resentimiento, sobre todo de uno de los más peligrosos, el resentimiento contra la inteligencia, que quedó fijado para siempre en el famoso episodio que tuvo lugar el día de la Raza en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, y que también queda recogido en el magnífico libro de Andrés Trapiello Las armas y las letras (publicado por primera vez en 1993 y que ha conocido ya varias ediciones), concretamente en el capítulo II, siendo toda la obra una fuente de información indispensable si queremos conocer el comportamiento de los escritores españoles durante la Guerra Civil, y además, muy entretenida de leer, tratándose como se trata de un volumen con un número considerable de páginas. Hace hincapié Trapiello en los escritores que no se dejaron arrastrar por los partidismos, o al menos a pies juntillas (la tercera España), para él los más interesantes, y que, en medio de toda la vorágine se atrevieron a tener un criterio propio, como, por ejemplo, el periodista y novelista Manuel Chaves Nogales, que, además de “ser uno de los raros escritores que perdieron la guerra”, también se perdió para “los manuales de literatura”. En su libro A sangre y fuego dejó un retrato de primera mano de la Guerra Civil española (lo mismo que hizo Elena Fortún en Celia en la Revolución , otro libro poco apreciado en su momento pero que ahora se ha vuelto a reeditar y poner en valor). Chaves Nogales escribió los relatos de A sangre y fuego entre enero y mayo del 37 en París, es decir, en plena guerra, basándose en entrevistas en profundidad, y rápidamente se publicaron en prensa (en varios países) y en libro. Como Chaves Nogales no se casó ni con “hunos” ni con “otros”, como diría Unamuno, sino que narró las atrocidades que se cometieron en ambos bandos, y esto no se perdona en España, no es de extrañar que tuviera como recompensa más de medio siglo de olvido: “Tuvo lástima de aquel hombre y de él mismo y de todos los hombres que como ellos guerreaban, morían y mataban, héroes, bestias y mártires sin vocación heroica, sin malos instintos y sin espíritu de sacrificio o santidad” (del relato “Massacre, massacre”).
Os dejamos, sólo para usuarios registrados, el prólogo que el mismo autor escribió para A sangre y fuego en el que nos dice cosas tan interesantes como estas: “en realidad, y prescindiendo de toda prosopopeya, mi única y humilde verdad, la cosa mínima que yo pretendía sacar adelante, merced a mi artesanía y a través de la anécdota de mis relatos vividos o imaginados, mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia”. Como Unamuno. De nuevo la eterna lucha entre “la inteligencia” y la “barbarie”, tan inherente al ser humano, que llega hasta nuestros días y que podemos traducir simplemente como el criterio propio frente al papanatismo.

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4 años 10 meses antes #96 por Inma
Respuesta de Inma sobre el tema Mientras dure la guerra
Hola Espe. Me ha gustado mucho la introducción que has hecho y creo que en estos tiempos de radicalismos y fanatismos varios, tanto de los "hunos" como de los "otros", de iracundos "conmigo o contra mí", acercarnos a posturas conciliadoras y extrapartidistas como las de Unamuno o Chaves Nogales es muy de agradecer.

Supongo que poca gente te lo valorará, por el mismo motivo por el que Chaves Nogales estuvo 50 años desaparecido de los libros de literatura, pero yo como entusiasta admiradora de esa otra España que no se adscribe a pies juntillas a ningún bando y que no se casa con nadie más que con el raciocinio y la inteligencia, aprecio enormemente que nos hayas traído este remanso de sabiduría al Club. Te felicito por ello.
El siguiente usuario dijo gracias: club-lectura

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