Así lo expuso el sábado el astrónomo y coeditor de la revista 'El observador de estrellas dobles', Rafael Benavides, en el transcurso de su charla en el ciclo 'Mirando al cielo', coorganizado por la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación y la Agrupación Astronómica de Córdoba. Ante unos 40 asistentes, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, Benavides fue repasando la historia de la observación de las estrellas dobles desde que Castelli encontró a Mízar -la primera binaria descrita- hasta las últimas mediciones incluidas por los astrónomos en el catálogo Washington Double Star Catalog (WDS). Un inventario al que la astronomía amateur ha prestado un servicio fundamental si se atiende a los datos aportados por Benavides y que convierte a la astronomía amateur en uno de los ejemplos de ciencia ciudadana más antiguos de cuantos existen.
Desde que Benedetto Castelli, discípulo de Galileo Galilei, describiese la primera estrella doble en 1617, el catálogo de este tipo de astros ha ido incrementando hasta alcanzar las 138.637 estrellas dobles descritas. La cifra da una idea de la relevancia de las estrellas binarias que orbitan juntas en torno a un mismo punto en el Universo, pero, sobre todo, ese dato supone una prueba de la contribución de la astronomía amateur al conocimiento de las estrellas dobles.
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