El pasado 2 de septiembre, nuestro querido compañero, Juan de Dios, o Juande, como todos lo llamábamos cariñosamente, nos dejó. Ha dejado un gran vacío en nuestro Departamento.
Todos lo recordaremos por su trato amable y afectuoso, su forma de hablar culta y pausada, y su sonrisa tímida pero siempre presente. Juande siempre tenía para todos una palabra de aliento, una actitud conciliadora y una motivación innata que nos contagiaba a todos.
Hablar de su trayectoria académica es imposible en unas pocas líneas, pero su legado torrencial de artículos, capítulos de libros y monográficos demuestran que era un investigador apasionado e incansable. Su contribución a la literatura inglesa de la Restauración es innegable y perdurará en el tiempo.
Como profesor, Juande también ha dejado una impronta en todos sus alumnos, que lo recordarán con cariño por su entusiasmo contagioso, su paciencia infinita, y su pasión por la literatura. Más que un profesor, Juande era un mentor que siempre estaba dispuesto a ofrecer su sabiduría y consejo.
Juande ha dejado una huella imborrable en todos nosotros. Sin duda, lo vamos a echar mucho de menos. Descansa en paz, querido Juande, siempre tendrás un lugar en nuestros corazones.